La 'youtuber' que triunfa con sus vídeos de cocina en aragonés.

Su canal, ‘A Escuchetes’, tiene más de 800 suscriptores y ha superado los 26.000 visionados.


La zaragozana Silvia Cebolla, de 31 años, tiene dos grandes pasiones: la cocina y el aragonés. Por eso, de la suma de estos dos ingredientes tan solo podía salir un proyecto original y diferente como su canal de YouTube, ‘A Escuchetes’.

“Es una expresión que nace de la frase hecha ‘A escuchetes en reunión, falta d´educación’, que significa que decir algo al oído en público o cuchichear está mal. Como mi canal va de consejos y recetas de cocina era un nombre que daba mucho juego”, explica.

Lo que comenzó como una prueba que surgía, en parte, para animar a sus alumnos de aragonés de la escuela Nogará y para que aplicasen el idioma en su vida diaria, se ha acabado convirtiendo en un proyecto personal que atesora más de 800 suscriptores y que ha superado los 26.000 visionados en su segundo año de vida. “También tengo un canal de Facebook con más de 1.300 seguidores en el que publico un vídeo cada dos o tres semanas”, añade.

Cebolla, además, regenta su propio bar en el barrio de la Madalena, la ‘Tabierna aragonesa A Flama’ de comida vegana y vegetariana, que este año celebra su séptimo aniversario. “Es un tipo de cocina que está de moda y que llama la atención de la gente joven, por eso pensé que podría ser un buen reclamo para que se acerquen a la lengua aragonesa”, añade la zaragozana.

En su canal trata de mezclar cultura y tradición, que se refleja en las recetas seleccionadas, las cuales siempre “veganiza”. Entre su colección de vídeos se encuentran los crispillos de borraja, el empanadico de Castelserás o el bizcocho vegano de chocolate. “Sobre todo hay muchos postres porque yo soy muy laminera”, bromea.

Sin embargo, como anticipaba la zaragozana, ‘A Escuchetes’ no es solo cocina. “Hemos dado consejos sobre cómo arreglar un pinchazo de una bici, cómo hacer ambientador casero y alguna que otra manualidad, y también hemos presentado algún libro o disco de gente de la tierra, pero siempre en aragonés”, recuerda.

Todo lo necesario, reivindica, para acabar con uno de los mayores prejuicios de la lengua aragonesa: “Tradicionalmente se cree que solo se puede hablar del campo o de cosas de abuelos pero no es así, el aragonés es una lengua muy moderna”. Además, cada vídeo, de unos 7 u 8 minutos de duración, acaba siempre con una ‘frase feita’ –o frase hecha-.

Precisamente, uno de los principales objetivos del proyecto es llegar a la gente más joven, y parece que funciona. No en vano el 55% de sus seguidores son hombres y mujeres de entre 25 y 34 años aunque su público va desde los 13 a los 65 años. “Lo que pretendo es popularizar el aragonés. Me parece que es un bien que debemos conservar ya que forma parte de nuestro patrimonio”, asevera.

Tanto en la escuela en la que trabaja como profesora, que actualmente cuenta con 170 alumnos, como en el bar, donde cada día habla en aragonés, afirma haber detectado un auge de hablantes de aragonés en los últimos tiempos, debido a que “cada vez más entendemos que es un bien de interés cultural”.


De Aragón al mundo

Para la 'youtuber', tener una ventana al mundo a través de You Tube supone un sinfín de ventajas, ya que el aragonés puede llegar a cualquier parte del mundo. De hecho, sus 43 vídeos publicados hasta la fecha han recibido visitas no solo de España, sino también de México, EE. UU., Polonia y hasta Singapur.

Además, asegura que “la mayoría de los aragoneses utilizan palabras aragonesas, sin ni siquiera ser conscientes de ello como badil, pozal, ababol -que significa amapola y tonto-, reblar -rendirse-, chipiarse, capuzarse… sobre todo en los pueblos, el aragonés se mantiene vivo”, asegura.

Sin embargo, como explica Cebolla, el aragonés marca mucho más que una forma de comunicarse, ya que es insignia de “una idiosincrasia, un sentido del humor y una forma distinta de ver la vida”. “Creo que es nuestra obligación luchas por conservar este tesoro que tenemos, ya que si no lo hacemos los aragoneses nadie más lo hará”, concluye.

Fuente: heraldo.es

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